Cuando se habla de RENACER, tenemos la idea de que debemos comenzar de nuevo. Sin embargo, el verdadero renacer no tiene nada que ver con eso. El renacer comienza en la mente, en la forma en la que vemos al mundo y a nosotros mismos.
Librarnos de las lecciones que venimos a aprender no forman parte del proceso. En cambio, sí lo forma el ir transformándonos desde adentro: observarlo que nos sucede y cómo reaccionamos ante ello
El paso más importante hacia ese renacer se llama integración.
Integración entendida como ausencia de lucha, tanto interna como externa: me acepto y me amo con mi luz y con mi sombra; respeto a los demás de la misma forma. La integración facilita nuestro equilibrio, la paz interior y la armonía, porque surge de la comprensión de que la vida es dual. Oponerse a ello garantiza una gran pérdida de energía y genera muchos conflictos. Cuando logro amarme como soy, doy un salto cuántico en mi vida y eso, sin duda, me conduce a un maravilloso renacer. Un renacer con una nueva energía de amor incondicional y desde ahí puedo conectarme con el Agradecimiento y la Alegría Conectado con esas frecuencias, mi alma se expande y el amor incondicional fluye de mí.
Podemos conectar con esas frecuencias cuando meditamos con éstos maravillosos seres de Luz, que siempre están ahí para nosotros, dispuestos a ayudarnos y guiarnos en cualquier momento. Ellos nos ayudan a sentirlas y también, a ir fomentándolas en nuestras vidas. Pero el auténtico renacer a ellas se produce desde la comprensión y desde la práctica, es decir, cuando las llevo a mi realidad cotidiana en mis pensamientos, actos y palabras.
Cuando abandono la lucha contra lo que sucede y me descubro aceptando, abrazando, amando todo lo que nace de mí y respetando todo lo que surge de otros. Los seres de Luz son especialistas en fomentar la integración y el renacimiento en los humanos, ellos nos acompañan siempre amorosamente.
Conectar con ellos es tomar la decisión de avanzar, de abandonar el estancamiento, de quitar cada uno de nuestros bloqueos, pues sólo así lograremos la tranquilidad que tanto anhelamos: la paz interna, el equilibrio y así podremos afrontar la vida con serenidad y fortaleza.